Mostrando entradas con la etiqueta L.Valenzuela. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta L.Valenzuela. Mostrar todas las entradas

miércoles, 14 de agosto de 2019

[PÍLDORAS LITERARIAS] Hoy, con "Este tipo es una mina", de Luisa Valenzuela






La noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción de los minirrelatos. Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial. 

Continúo hoy la serie de Píldoras literarias con el titulado Este tipo es una mina, de la escritora argentina Luisa Valenzuela. Luisa Valenzuela nació en Buenos Aires un 26 de noviembre. Residió varios años en París y Nueva York, con largas estancias en Barcelona y México. Durante su dilatada carrera, que abarca ya cincuenta años de ininterrumpida dedicación a la literatura, ha publicado más de 30 libros, entre novelas, volúmenes de cuentos, microrrelatos y ensayos. Les dejo con su relato:


ESTE TIPO ES UNA MINA
por 
Luisa Valenzuela

No sabemos si fue a causa 
de su corazón de oro, 
de su salud de hierro, 
de su temple de acero
 o de sus cabellos de plata. 
El hecho es que finalmente lo 
expropió el gobierno
 y lo está explotando. 
Como a todos nosotros.
FIN






La reproducción de artículos firmados en el blog no implica compartir su contenido pero sí su interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





HArendt




Entrada núm. 5155
elblogdeharendt@gmail.com
La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

jueves, 3 de noviembre de 2016

[Píldoras literarias] Hoy, con "Escribir", de Luisa Valenzuela






La noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción de los minirrelatos. Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial. 

Fue, en efecto, la primera característica que llamó la atención de lectores y críticos de esta forma literaria: la que primero produjo desconcierto y, a partir de allí, admiración. Ocurre, sin embargo, que tal noción es eminentemente subjetiva. Se puede considerar breve un relato de ocho o diez páginas, pero también lo será uno de un par de páginas, e igualmente, y con mayor razón, algún texto de extensión aún menor, que podremos describir en función de un determinado número máximo de líneas o de palabras, y no de páginas ni de párrafos. 

Pesan en este sentido la tradición de una literatura, y también la implícita comparación -casi instintiva, casi subconsciente- que formulamos con otros textos que conocemos, o bien con lo que se considera cuento o relato en nuestra propia literatura o en una distinta de ella. ¿Habremos de aceptar una categoría nueva, la del microrrelato brevísimo o hiperbreve, aunque el nombre resulte redundante? ¿O bien entenderemos que hay casos en que el escritor extrema alguna de las características que también tienen otros textos de este tipo, y ese hecho es percibido por el lector como un factor de diferenciación? Ustedes deciden. 

Continúo hoy la serie Píldoras literarias con el relato titulado Escribir, de Luisa Valenzuela (1938), escritora y periodista argentina. Desde niña, en la casa de su madre, Luisa Mercedes Levinson, se daban cita escritores como Adolfo Bioy Casares, Jorge Luis Borges o Ernesto Sábato. A los 17 años comenzó a publicar en diversos periódicos y trabajar en Radio Belgrano. Ha sido "Escritora en Residencia" en el Center for Interamerican Relations y en las Universidades de Nueva York y Columbia, donde durante años dictó seminarios y talleres de escritura. Fue "Fellow" del New York Institute for the Humanities, del Fund for Free Expression y miembro del Freedom to Write Comittee de PEN American Center. En 1989 volvió definitivamente a Argentina.

Su narración, incluida en la obra Libro que no muerde (1980)tiene veintitrés palabras y dice así: 



ESCRIBIR


Escribir escribir y escribir sin ton ni son
 es ejercicio de ablande. 
En cambio el psicoanálisis no, 
el psicoanálisis es ejercicio de hablande.

***



Luisa Valenzuela



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



HArendt




Entrada núm. 3004
elblogdeharendt@gmail.com
La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)