miércoles, 16 de agosto de 2017

[Galdós en su salsa] Hoy, con "Cánovas"




Estatua de Galdós (Pablo Serrano, Las Palmas GC)


Si preguntan ustedes a cualquier canario sobre quien en es su paisano más universal no tengan duda alguna de cual será su respuesta: el escritor Benito Pérez Galdós. Para conmemorar su nacimiento, del que van a cumplirse 174 años, he ido subiendo al blog a lo largo de los últimos meses su copiosa obra narrativa, que comencé con el primero de sus Episodios Nacionales, colección de cuarenta y seis novelas históricas escritas entre 1872 y 1912 que tratan acontecimientos de la historia de España desde 1805 hasta 1880, aproximadamente. Sus argumentos insertan vivencias de personajes ficticios en los acontecimientos históricos de la España del XIX como, por ejemplo, la guerra de la Independencia Española, un periodo que Galdós, aún niño, conoció a través de las narraciones de su padre, que la vivió. 

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español, uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX y un narrador esencial en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser considerado por especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Galdós transformó el panorama novelístico español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con su intuición serena, profunda y total de la realidad, se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, artísticamente transformado. De ahí, añade, que desde Lope, ningún escritor fue tan popular ni ninguno tan universal, desde Cervantes. Fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912. 

Cánovas es la sexta y última novela de la quinta serie de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós. Antonio Cánovas del Castillo (1828-1897) fue un político e historiador español, figura capital de la política española de la segunda mitad del siglo XIX, autor del Manifiesto de Manzanares publicado al inicio del Bienio Progresista, un prominente miembro dentro de la Unión Liberal, principal valedor de Alfonso XII y el mayor artífice del sistema político de la Restauración, lo que le convirtió en el máximo dirigente del Partido Conservador, que él mismo creó. Ejerció el cargo de presidente del Consejo de Ministros en seis ocasiones, alternando el poder, principalmente, con su rival político Práxedes Mateo Sagasta.

Bajo su gobierno se aprobó la Constitución de 1876 y contribuyó al sistema de turno pacífico, mediante el cual creó una apariencia de democracia que ponía fin a la inestabilidad política que arrastraba el país desde décadas anteriores. Dicha estrategia se afianzó en 1885 en el Pacto de El Pardo, con el propósito de evitar que la inminente muerte del rey Alfonso XII volviese a desestabilizar la política española. Sus gobiernos estuvieron marcados por un mayor desarrollo del capitalismo en lo económico, la creación del Código de Comercio en lo jurídico, los conflictos con Cuba que desembocaron en la guerra de Independencia cubana, y las crecientes tensiones con anarquistas y otros colectivos obreros, siendo asesinado en 1897, durante su sexto mandato, por el anarquista Michele Angiolillo.

Publicada en 1912, la novela comienza por contar lo que prometía el título de la anterior y no hizo: la aventura de Sagunto, con la proclamación del rey Alfonso XII, y su posterior entrada triunfal en Madrid. Los protagonistas son los mismos de toda esta quinta serie: Tito Liviano y Mariclío. El primero, curioso testigo de la Historia de España, y la segunda, diosa o musa de la Historia. Tito observa, comenta y escribe los acontecimientos históricos, siempre al servicio de su musa, que, en recompensa, le proporciona el sustento material y los contactos precisos para que lleve a cabo su tarea. El problema para Tito es que su exaltada imaginación le juega malas pasadas, y nunca sabe si los sucesos que vive son reales o imaginarios. 

En el terreno político, mientras la Tercera Guerra Carlista toca a su fin, el gobierno conservador de Cánovas persigue a políticos y militares republicanos, que tienen que exiliarse a Francia, desde donde conspiran inútilmente, mientras que Sagasta funda el partido liberal-monárquico, luego llamado Partido Constitucional, y más tarde, Partido Fusionista, convirtiéndose en alternativa de poder.

En el adiós de la serie, el episodio es el más triste, negro y desesperado de todos. Con los republicanos en el exilio, Galdós, por medio de su álter ego Tito, ve el ascenso de la influencia de los llamados «moderados», en realidad ultraconservadores, y de la Iglesia católica en la política española, y comenta con amargura que la derrota de los carlistas no ha servido de nada, pues han impuesto sus ideales por la puerta de atrás.

El horizonte temporal de la novela transcurre en el período 1874-1880, desde el pronunciamiento del general Martínez Campos hasta el acuerdo de alternancia en el poder de los partidos conservador de Cánovas y fusionista de Sagasta.



Antonio Cánovas del Castillo (1828-1897)



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



HArendt






Entrada núm. 3735
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)