domingo, 18 de agosto de 2013

El pulso de España (I y II). Análisis de una crisis total




La crisis (viñeta de Forges)



El pasado día 10 el diario El País publicaba un artículo de José Juan Toharia,  doctor en Sociología por la Universidad de Yale (Estados Unidos) y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, titulado "Un país decepcionado", primero de una serie, "Pulso a España", dedicada al análisis de la situación nacional a través de encuestas ciudadanas realizadas por Metroscopia para la Fundación Ortega Marañón.  

Un 67 por ciento de los encuestados (de los cuales el 65% votó PP y el 71% PSOE) considera que somos un país fundamentalmente serio y con fuertes valores cívicos que logra resolver sus problemas mediante acuerdos. Frente a ellos, otro 26 por ciento (de los que el 29% votó PP y el 24% PSOE) considera que somos un país con tendencia la violencia y a la confrontación en el que se puede producir un estallido social en cualquier momento.

Curiosamente, dice el profesor Toharia, ese desaliento ciudadano no respondería tanto a una pérdida de autoestima y confianza en nosotros mismos, cuanto a la cada vez más insoportable constatación de que buena parte de nuestras instituciones y figuras públicas no están sabiendo estar a la altura que nuestra sociedad merece.

Nadie cuestiona hoy, concluye el artículo, ni siquiera en medio de la actual catástrofe económica y social, el sistema democrático. No parece fácil, se dice en él, encontrar en nuestro entorno europeo una sociedad que sepa mantenerse tan paciente, solidaria y generosa en medio de una crisis tan profunda y con una tal carencia de liderazgo público. Porque ese es el principal problema que pesa sobre nuestra sociedad, añade el profesor Toharia, el derrumbamiento (por anquilosamiento, incompetencia o ceguera partidista) de algunas instituciones de crucial importancia para la vigorización de nuestra vida pública.

Al análisis de lo que piensan los ciudadanos españoles sobre sus principales instuciones políticas, sociales y económicas está dedicada la segunda entrega de la serie, "El desplome de la política", publicada en El País de ayer.

En esta segunda entrega, la conclusión a la que se llega es que los españoles están muy irritados con una corrupción que perciben tolerada e impune, y desilusionados con sus instituciones.

No es algo que esté ocurriendo solo en España, se dice en él. También en otros países (se analizan las respuestas de los ciudadanos en España, Francia, Italia y Estados Unidos) afectados por la crisis económica y solidamente democráticos se registra un profundo desplome de la confianza ciudadana en sus instituciones políticas: jefatura del estado, parlamento, gobierno y partidos políticos. 

De entre los cuatro países analizados, España registra el mayor índice de aceptación ciudadana de las instituciones citadas, aunque solo la Corona alcance un justo 50%; Francia es la que peor valora a su presidente de la república (con un 31% de aceptación) e Italia la que menos valora a su parlamento, gobierno y partidos políticos (con unos escuálidos 9, 16 y 7 por ciento), respectivamente.

La banca registra su peor valoración entre los españoles (con un 15%) y las grandes empresas en Estados Unidos (con un 22%). La judicatura recibe su mejor valoración en Francia (con un 58%), la menor en Italia (con un 43%) y entre los españoles un 50%. La iglesia católica donde peor valorada está es en Francia, con un 31% (en España, el 41%). Los sindicatos reciben sus peores valoraciones en Italia y Estados Unidos, con un 20% de aceptación, que en España es del 28%.

En cuanto al conjunto de las restantes instituciones analizadas: pymes, grandes empresas, bancos, enseñanza pública, policía, sistema de salud, fuerzas armadas y administración pública, son las italianas las que reciben, en conjunto, una valoración más baja por parte de sus ciudadanos, salvo en Estados Unidos, donde las menos valoradas son la policía, las escuelas públicas y el sistema de salud.

Entre los posibles remedios para esta escalada imparable de descrédito institucional, se dice en el estudio, los españoles proponen tachar nombres de las listas electorales (85%); elecciones primarias para la selección de líderes (79%); limitación temporal del mandato de los dirigentes de los partidos (83%); y creación de una jurisdicción especial, ágil y bien equipada, para casos de especial gravedad económica o política (un 89%). Medidas quizá complejas pero no imposibles, y que parecen ya insoslayables para la regeneración de esta democracia, concluye el artículo.

Puenden acceder a los dos estudios comentados en los enlaces resaltados en rojo de más arriba, que a su vez llevan a otros enlaces de análisis más concretos. En todo caso, espero que esta entrada les haya resultado interesante. Sean felices, por favor. Y como decía Sócrates, "Ιωμεν" (vámonos). Tamaragua, amigos. HArendt

P.D.: La segunda parte de esta entrada publicada en el blog el 26/8/2013, pueden leerla en este enlace.




Mercado y Constitución (viñeta de Forges)





Entrada núm. 1941
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Pues tanto como saber me agrada dudar (Dante Alighieri)

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